10 julio 2011

Derechos y reveses

Los procesos de cambio son un desafío para el comportamiento democrático de las sociedades. No se puede democratizar la sociedad sin afectar intereses y privilegios, y al mismo tiempo es necesario que los cambios transcurran en un marco de diálogo y de respeto por la democracia, abierto a la participación social.

Cuando lo que se quiere, por ejemplo, es democratizar los marcos legales para garantizar el derecho a la comunicación de todos los ciudadanos, despiertan todo tipo de recelos y contradicciones. Suenan las alarmas y se polarizan las opiniones.

En Bolivia se vive una paradoja, pues en los planes de quienes promueven el proceso de cambio desde el gobierno, no aparece siquiera la intención de considerar una política integral en favor del derecho a la comunicación, un derecho tan importante como los otros. La sola mención de una ley parecida a la que se gestó en Argentina, provoca escalofríos en el gobierno y sarpullido verbal en la oposición. 

En la sociedad civil boliviana reina el desconcierto, la división y la incapacidad de dialogar. No hemos aprendido mucho de la sociedad civil en Argentina y en Uruguay, que se puso de acuerdo para construir una propuesta conjunta, luego elevada a rango de ley por los mecanismos de Estado.

De estos temas me tocó conversar a fines de junio en La Paz con un grupo de colegas preocupados por estas cuestiones. La invitación para facilitar un “conversatorio” en la Universidad Nuestra Señora de La Paz, vino de mi amiga Fátima López, la “Chapaca”, y su colega Marisol Murillo, del Colectivo Comunicación EnComún. Ambas han tomado la iniciativa de promover diálogos con la convicción de que algo bueno se puede construir cuando las personas se hablan. Otro conversatorio, sobre comunicación para el desarrollo estuvo a cargo de Luis Ramiro Beltrán el pasado 6 de julio. 

Entre otras actividades EnComún se propone llevar a los barrios de La Paz la historia de los medios de comunicación, con elementos sencillos que permitan a los niños aprender jugando, además de promover la serie de conversatorios en otras ciudades del Bolivia.  

Participantes en el conversatorio convocado por el Colectivo EnComún
Durante ese conversatorio tratamos colectivamente de imaginar una situación ideal en la que pudiéramos sentar en torno a una misma mesa a los diferentes actores del Estado y de la sociedad civil. 

Elaboramos así una lista de una docena de organizaciones que tendrían que participar en un diálogo constructivo a favor de una Ley de Comunicación integral, más allá de los parches parciales de sesgo tecnicista que el gobierno intenta imponer. En esa mesa de diálogo no podrían faltar, además de un representante del Estado, las universidades, los investigadores de la comunicación, la Asociación de Periodistas, la Federación de la Prensa, AMARC, ERBOL, el Observatorio de Medios, entre otras instituciones representativas.

Alfonso Gumucio Dagron
Patricio Leguizamón y Paula Iuliano, jóvenes de la organización argentina Proyecto Radio Mochila, de paso por La Paz en esos días (en un largo itinerario por toda la región, de sur a norte), aportaron al diálogo con la experiencia vivida en su país, mientras que colegas bolivianos como José Luis Aguirre y Carlos Soria Galvarro, entre otros, contribuyeron con su profundo conocimiento del tema. 

No sé si quienes asistieron aquella noche salieron de allí más optimistas o más pesimistas. En cualquier caso, como sabemos, un pesimista no es sino un optimista con experiencia.