30 septiembre 2014

Oro para el Moro

Francisco Sierra, de Ciespal, y Luis Ramiro Beltrán
A Doña Betshabé Salmón de Beltrán su esposo la llamaba cariñosamente “Morita”, de ahí que a su hijo, Luis Ramiro Beltrán, algunos amigos lo conocemos como Moro. Yo le digo respetuosamente Moro mayor, porque compartimos el apodo. En Bolivia, hasta prueba de lo contrario, somos los únicos moros, además de algunos caballos árabes.

Luis Ramiro tuvo el humor de recordar nuestro común parentesco morisco en sus palabras de agradecimiento al finalizar el homenaje que se le hizo en La Paz. Ambos nos hemos ocupado del campo de la comunicación más desde las políticas y estrategias, y desde el desarrollo y el cambio social, que desde los medios de información o desde la academia. De todo lo que tenemos en común hay algo que nos diferencia y es la enorme deuda que tengo con él.

La del martes 23 de septiembre fue una celebración múltiple dedicada a este hombre que tanto nos ha dado con su pensamiento, su obra crítica y creativa y su manera de ser generosa y sencilla. La iniciativa surgió de Francisco Sierra Caballero, el nuevo Director General del Centro Internacional de Estudios Superiores en Comunicación para América Latina (CIESPAL) que tuvo la feliz idea de otorgar a uno de los grandes comunicólogos de América Latina la Medalla de Oro como reconocimiento a sus aportes durante más de seis décadas. A ello se añadieron como cascada otros homenajes y distinciones.

Como Luis Ramiro no estaba en condiciones físicas de viajar a Quito para recibir los honores, la delegación de CIESPAL vino a La Paz, donde el Servicio de Radio y Televisión para el Desarrollo (SECRAD) de la Universidad Católica Boliviana y el Instituto de Investigación, Posgrado e Interacción Social en Comunicación (IPICOM) de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), se unieron para preparar el homenaje. José Luis Aguirre por el SECRAD y el equipo de investigación del IPICOM, hicieron lo necesario para que en el acto central que tuvo lugar en la Universidad Católica Boliviana san Pablo estuvieran lado a lado, entre Luis Ramiro y Francisco Sierra, los rectores de las dos universidades. Waldo Albarracín, el rector de la UMSA, recordó que conoció a Luis Ramiro a través de Ana María Campero, cuando ella cumplía las funciones de Defensora del Pueblo, cargo que Albarracín ocupó después. 

Esa, la parte oficial del acto. Pero aún mejor: la sala estaba llena de amigos de Luis Ramiro, los muy antiguos, entre los que me incluyo, y los de las nuevas generaciones., También los que lo quieren por su obra y por su dimensión de investigador y los que querían ver de cerca a esta icónica figura latinoamericana. Para celebrarlo llegaron especialmente delegaciones del interior de Bolivia y también de Perú. 

En el acto de homenaje no podían faltar las alusiones y elogios sinceros a Nohora Olaya de Beltrán, compañera de vida indispensable de Luis Ramiro, cuyo trabajo de recuperación y clasificación de la obra del Moro mayor ha sido fundamental. Cualquiera que conozca de cerca a ambos sabe lo que Nohorita significa para Luis Ramiro.

Además de la Medalla de Oro la comitiva de Ciespal se trajo bajo el brazo ejemplares de un nuevo libro con textos publicados en la revista Chasqui: Luis Ramiro Beltrán. Comunicación, política y desarrollo, que reúne tres artículos de Luis Ramiro, tres entrevistas realizadas por Patricia Anzola, Juan Braun y Jucara Brittes, y dos semblanzas, la de Erick Torrico y la que escribí para el número especial de Chasqui que se publicó en 2009. Ciespal anunció la creación de una cátedra itinerante sobre "comunicación y buen vivir" que llevará el nombre de Luis Ramiro Beltrán.

Por su lado la Universidad Católica aprovechó la oportunidad para otorgarle la Medalla San Pablo y la Asociación de Periodistas de La Paz decidió llamar a su auditorio con el nombre de Luis Ramiro Beltrán. Lo propio hizo la Carrera de Comunicación de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) con su edificio de cinco pisos que está en proceso de construcción. Llovieron los mensajes en texto y en video enviados por comunicólogos de América Latina. Estos se sumaron a los videos, que no fueron mostrados en esta ocasión, realizados recientemente por otras instituciones como Uniminuto (Colombia). Desde Ecuador su amigo Pepe Luque, el dibujante boliviano radicado en Guayaquil, le hizo llegar un retrato. En suma, el homenaje fue una fiesta. Una fiesta un poco larga, pero así son las buenas fiestas. 

Luis Ramiro según Pepe Luque
Los aportes de Luis Ramiro a la comunicación tienen un carácter pionero. Fue uno de los actores principales en el proceso que condujo al Informe MacBride de la UNESCO y al Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación (NOMIC) una propuesta que irritó a Estados Unidos por el control que ejercía sobre los flujos de información en el mundo. Recordemos que la ira de Estados Unidos llegó al extremo de abandonar la Unesco, arrastrando en su salida a Inglaterra y dejando a la organización con un magro presupuesto, a pesar de lo cual y contra los pronósticos de la potencia del norte, sobrevivió. 

Beltrán fue uno de los primeros que planteó la necesidad de que los países cuenten con políticas de comunicación acordes a sus necesidades de desarrollo. Esto lo hizo a mediados de la década de 1970 y sin embargo sigue siendo parte de la agenda pendiente en muchas regiones sometidas por la comunicación globalizada. Todavía nuestros países no entienden lo que es una política de comunicación que garantice su independencia, aunque en Bolivia, por ejemplo, somos expertos en comunicación política, que no es lo mismo.

Otra faceta fundamental de su trabajo está referida a la comunicación para el desarrollo, concepto que impulsó no solamente con su reflexión sino a través del apoyo concreto a programas y proyectos que buscan transformaciones sociales y una mayor participación de las comunidades en las decisiones que afectan sus vidas. Junto a otros especialistas en comunicación de esos años, apoyó el planteamiento de una comunicación horizontal, basada en los principios que Paulo Freire elaboró para la educación. Son muchos sus textos recogidos en libros y revistas especializadas, donde propone una visión crítica e innovadora de la comunicación, apartada del mero ejercicio instrumental del periodismo y de los medios. Aunque ejerció el periodismo desde muy joven, casi niño, su comprensión de la comunicación como proceso de interacción y de participación constituye el eje fundamental de su pensamiento. Por ello, reducir a Beltrán a un rol de "periodista" es un enorme error de percepción y de conocimiento. 

Gracias al apoyo que nos dio desde su puesto de Consejero Regional de Comunicación de la UNESCO, con sede en Quito, pudimos organizar en noviembre de 1988 el primer evento internacional sobre la experiencia más emblemática de comunicación participativa que hemos tenido en Bolivia. Convocamos a especialistas y trabajadores de las radios mineras al “Simposio realidad y futuro de las radioemisoras mineras de Bolivia”. Luis Ramiro ofreció un aporte que, aunque relativamente modesto en términos de dinero, nos permitió organizar el evento en Potosí y además publicar con Lupe Cajías el libro Las radios mineras de Bolivia (1989) el primero sobre el tema.

A lo largo de su trayectoria profesional en organizaciones internacionales Luis Ramiro no ha cesado de aportar con su pensamiento al campo de las ciencias de la comunicación. Incluso después de su carrera institucional ha seguido produciendo pensamiento. Su contribución más reciente es el libro La comunicación antes de Colón, resultado de una investigación que realizó junto a los bolivianos Karina Herrera-Miller, Erick Torrico y Esperanza Pinto.

En este libro, como en ningún otro anterior, Beltrán se introduce en la cultura visual para revelar los códigos de comunicación usados por culturas precolombinas. En la literatura sobre historia de la comunicación, esta es también una obra pionera y de referencia.

Hoy podemos decir que Luis Ramiro es finalmente profeta en su tierra (aunque en este caso lo sea porque no pudo desplazarse a Ecuador). En años recientes se han multiplicado los homenajes, se han publicado diversas ediciones de su obra o sobre su persona. No es para menos, tratándose de alguien que trasciende las fronteras de nuestro país con sus ideas pero también con su generosidad y ejemplo personal.  

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Para mí ser joven es por definición ser capaz de rebeldía, 
adicto al cambio, amante de la quimera, defensor de la justicia y retador de lo imposible…

—Luis Ramiro Beltrán