08 diciembre 2014

Ally Kawsay y el cine

Vapuleado, ignorado, invisible… el cine comunitario renace incesantemente cuando, cada vez, se lo da por muerto o malherido. En realidad y a pesar de sus limitaciones, goza de buena salud, pero eso no lo saben quienes están inmersos en las prácticas cotidianas y quienes estudiamos los procesos.


Una oportunidad para hacer un balance de esos procesos y a la vez construir una red, se dio en Ecuador un par de semanas atrás, en el Encuentro Internacional de Cine Comunitario convocado por el Consejo Nacional de Cine (Co-Cine), con el concurso entusiasta de la asociación civil El Churo, que tuvo a su cargo la organización y la logística.

El encuentro permitió ponerse al día con ese movimiento de voluntades que promueve un cine diferente, un cine que reclama imágenes propias producidas por las comunidades y difundidas en diferentes espacios posibles, los alternativos y los comerciales.

Con Pocho Álvarez y Juan Martín Cueva
Fue una ocasión privilegiada para mi, porque se presentó durante el evento la tercera edición de Cine comunitario en América Latina y el Caribe, el libro de la investigación que coordiné para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano durante 2010 y 2011. La primera edición se presentó inicialmente en 2012 en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, y la segunda, producida por el Centro de Competencias en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, nació gracias a la iniciativa de Omar Rincón.

Esta vez, la idea de Pocho Álvarez, uno de los investigadores del libro, tuvo buena acogida en el Consejo Nacional de Cine del Ecuador, gracias al dinamismo de su director ejecutivo, Juan Martín Cueva, quien se hizo cargo de la nueva edición, presentada primero en la Feria Internacional del Libro en Quito y dos días más tarde en el marco del Encuentro Internacional de Cine Comunitario.

Todo encuentro es una ocasión para compartir y para aprender de otros. Cineastas y animadores de colectivos de cine comunitario llegados de Colombia, Perú, Argentina, Bolivia y por supuesto de todos los rincones de Ecuador hicieron posible que esos intercambios de producciones y reflexiones enriquecieran el concepto que tenemos de un audiovisual realizado y difundido por comunidades rurales y urbanas.

Hay colectivos que se dedican con especial esfuerzo a la capacitación, otros a la producción, como Cine en Movimiento (Argentina) y otros a la difusión, como los microcines del Grupo Chaski (Perú) o el Festival Ojo al Sancocho (Colombia), donde el cine comunitario de toda la región se hace visible. Y hay proyectos de largo aliento como CEFREC, que anima Iván Sanjinés en Bolivia, donde se integran acciones de capacitación, de producción, de difusión y de intercambio de obras producidas por indígenas.

La dinámica de participación hizo que en lugar de ponencias presentadas de manera convencional, tuviéramos conversatorios, dinámicas de grupo, y espacios para talleres en las tardes, de modo que cada quien pudiera aportar desde su propia experiencia, con la certeza de que todas las experiencias cuando están puestas en diálogo, contribuyen a una construcción colectiva de conocimiento.

Esto último, el proceso de construcción colectiva de conocimiento, es en realidad lo importante de las prácticas del audiovisual comunitario, donde no solamente importan los productos (las películas resultantes), sino los procesos de participación comunitaria que son, en si, transformadores de la realidad social, política y cultural.

Las reseñas de los festivales de cine convencionales suelen habla de las películas, pero la reseña de un evento que convoca al diálogo no puede sino hablar de procesos como los que tuvieron lugar en los días que estuvimos reunidos en Cotacachi, una población a tres horas de Quito, uno de los referentes de la cultura popular en Ecuador, y además, un referente de resistencia cultural frente a las políticas económicas extractivistas del gobierno de Rafael Correa.

Juan Martín Cueva y Jomar Cevallos, alcalde de Cotacachi
El día de la inauguración del evento el alcalde de Cotacachi, Jomar Cevallos, acentuó las diferencias ideológicas que separan al movimiento político local Ally Kawsay de la propuesta del gobierno central que promueve el Sumac Kawsay.  No solamente existe una distancia semántica entre ambos (Ally Kawsay está ligado a lo cotidiano, mientras que el Sumac Kawsay se considera un superlativo arrogante), sino que la distancia se expresa concretamente porque quienes militan en Ally Kawsay están en contra de la explotación minera y petrolera alentada desde el gobierno.

Los indígenas ecuatorianos tienen claro que la economía extractivista amenaza sus territorios y su vida cotidiana, y que es todo lo opuesto al “vivir bien” de los discursos oficiales. Es más, rechazan la división entre “izquierda” y “derecha” que los deja al margen. Como reacción a la dolarización del Ecuador, algunas asociaciones indígenas contraponen la “eco-si-mía” a la economía, y han desarrollado desde hace tres lustros un sistema de intercambio de valor que no depende del papel-dinero.

Iván Sanjinés, Alfonso Gumucio, Pocho Álvarez
En mis intervenciones durante el encuentro traté de posicionar la comunicación, la cultura, la participación y la organización como los ejes de los procesos de comunicación comunitaria que contribuyen a construir conocimiento colectivamente, ya sea a través del audiovisual como de cualquier otro proceso de interacción entre personas y grupos que tienen un horizonte común.

Las sesiones del encuentro fueron fundamentalmente de intercambio de información entre los cineastas y grupos sobre las actividades que desarrolla cada uno de ellos. En las noches se exhibieron muestras de ese trabajo realizado. Como dije en las sesiones de cierre me parece que había que trascender el nivel descriptivo de las presentaciones, hacia un nivel más reflexivo y autocrítico.

En una línea similar se expresó Juan Martin Cueva, desafiando a los grupos comunitarios a presentar propuestas concretas que pudieran derivar en políticas públicas que apoyen en el desarrollo del cine comunitario sin mermar su carácter independiente. Por su parte, Wilma Granda, directora de la Cinemateca nacional del Ecuador, ofreció espacios de exhibición, como la “consulta pública”, para el audiovisual comunitario.
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Sólo somos curiosos en proporción con nuestra cultura.
—Jean Jacques Rousseau