14 octubre 2015

La africanización de los populistas

Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso (asesinado)
Me encontraba trabajando en Burkina Faso el año 1987 cuando el presidente progresista Thomas Sankara, que condujo los cambios estructurales más importantes en la historia de su joven país, fue derrocado y asesinado nada menos que por su compañero de armas y su amigo de cama y rancho, Blaise Campaoré, que dio marcha atrás a las reformas y se apropió del poder durante 27 años eliminando físicamente a sus opositores. Me sorprendió entonces que ninguno de los ministros nombrados por Sankara renunciara a su puesto, como si nada hubiese sucedido.

He trabajado y visitado una veintena de países africanos por periodos largos y cortos. Hubo un momento en su historia donde las luchas de liberación de África eran ejemplares, con líderes tan emblemáticos como Sankara en Burkina Faso (asesinado), Samora Machel en Mozambique (asesinado), Lumumba en el Congo (asesinado), Amilcar Cabral en Guinea Bissau (asesinado) y por supuesto Mandela en Sudáfrica. Madiba pasó 27 años preso, los otros fueron asesinados para dar paso a dirigentes más dóciles y “amigos” de las potencias coloniales europeas.

Varios dirigentes africanos que fueron aguerridos combatientes en las luchas de liberación, se eternizaron en el poder y se convirtieron en dictadores represores y ladrones, enriqueciéndose a costa de la pobreza de sus países, manteniendo sin embargo un discurso “revolucionario” para vencer en las elecciones que los perpetuaron en el gobierno, como Robert Mugabe de Zimbabwe (desde 1987), Museveni en Uganda (durante 29 años) y Sam Nujoma en Namibia.

Dictadores con apoyo europeo: Obiang y Mugabe
A ellos se suman otros pillos eternos como Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial, en el poder desde el golpe militar de 1979 (36 años), quien se ha enriquecido de manera insultante, al igual que la familia de José Eduardo dos Santos, en Angola, cuya hija Isabel ha acumulado más de mil millones de dólares. La lista es larga y vergonzosa, porque revela la hipocresía de los países europeos que con la excusa de la “estabilidad política” sostienen a dictadores, asesinos y corruptos. Los muy respingados gobiernos de Francia, Inglaterra o España son cómplices bien avenidos.

Pero, ¿qué tiene que ver África con nosotros? Mucho. Estamos en el mismo camino.  Los líderes populistas de nuestra región, sin haber protagonizado siquiera luchas de liberación como las africanas, tienen el plan de eternizarse en el poder. Está pasando en América Latina lo que pasó en África hace varias décadas: aquellos líderes que llevaron adelante la guerra contra las potencias coloniales se han corrompido por su larga permanencia en el poder o han cedido lugar a corruptos de una nueva ola antidemocrática y autoritaria.

De la izquierda a la derecha: García Linera, Correa, Morales y Maduro
En nuestra región los populistas que nos gobiernan no han librado ninguna guerra (salvo la de Nicaragua), más bien les ha sido fácil llegar al gobierno y mantenerse en él montados sobre una ola de bonanza económica que heredaron sin mérito propio, pero las similitudes con la degeneración de los líderes africanos es sorprendente.

En Venezuela, que atraviesa una crisis económica galopante, la mujer más rica del país es una de las hijas de Hugo Chávez. ¿De dónde sacó la plata? Chávez no pudo perpetuarse en el poder porque se murió, pero Maduro –con muchas menos luces y una boca descontrolada- quisiera hacerlo (pero no va a poder). Y en esa misma vía abierta y descarada están Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua. Para ellos, el país es su hacienda y el poder les pertenece por derecho divino, como los monarcas europeos. Ninguno de ellos duda en  modificar a su guisa la Constitución Política del Estado, un papel que resiste todo, para prolongar su poder.

La bonanza económica, producto de un contexto internacional y no de la genialidad local, ha sostenido a los gobiernos populistas latinoamericanos que no hubieran logrado mucho sin los altos precios de exportación y la condonación de la deuda. Cuando este periodo de jauja internacional acabe y volvamos a los niveles de económicos anteriores al año 2005, probablemente los populistas entregarán el poder para que la crisis le toque a la oposición ingenua.

Todos estos autócratas se han hecho “indispensables”. Saben cómo hacerlo, a través de la represión, la propaganda multimillonaria y el endiosamiento personal, como Kim Il-sung y otros que se aferraron al poder durante décadas.
______________________________________________ 
El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
—Lord Acton