15 diciembre 2015

Palacio del cine

A fines de marzo de 1982 una explosión nocturna estremeció el sur de Ciudad de México. Llamas de más de sesenta metros de altura envolvieron un edificio situado junto a los famosos estudios cinematográficos Churubusco, donde tantos largometrajes se han filmado. No se trataba de un atentado terrorista, aunque sí era un atentado a la cultura: el fuego se había originado en las bóvedas de la Cineteca Nacional donde estaban concentrados miles de rollos de películas antiguas, altamente inflamables por su contenido de nitrato.

Además de las personas fallecidas durante la explosión, que trataron de escapar del fuego, quedaron incineradas seis mil películas, en muchos casos negativos o copias irremplazables. Las llamas acabaron también con dibujos originales de Diego Rivera, diseños del cineasta ruso Sergei Eisenstein y todo el archivo de documentos de la censura, de gran valor histórico para investigadores. Fue, efectivamente, un atentado a la memoria fílmica mexicana.

Apenas dos años más tarde se inauguró la nueva Cineteca Nacional con cuatro grandes salas cada una para 560 espectadores, una biblioteca de consulta, una librería especializada y una sala de exposiciones. Di cuenta de esto en un artículo que escribí en 1984 para la DPA, que incluía fragmentos de una entrevista con Fernando Macotela, el entonces Director de Cinematografía.

Nadie podrá reponer el patrimonio que se perdió entonces. El incendio de 1982 dejó un saldo de solo mil títulos entre películas de corto y largometraje, la mitad era cine mexicano. En estas tres décadas transcurridas desde el incendio el patrimonio ha vuelto a crecer hasta sobrepasar con creces el número de títulos con que contaba anteriormente. Ahora cuenta con 17 mil copias de películas mexicanas y de otros países.

La Cineteca Nacional ha alzado nuevo vuelo como ave Fénix, de sus cenizas. A lo largo de 2011 y 2012 se hicieron trabajos para ampliar en un 60% su capacidad, ahora cuenta con diez salas, cuatro bóvedas acondicionadas especialmente para mantener las películas de nitrato y las de celuloide en todos los formatos: 35mm, 16mm, 8mm, super8 y 9.5mm. El acervo no fílmico está concentrado en una quinta bóveda donde se encuentra el archivo iconográfico y videográfico. En el primero se guardan 378 mil fotografías, carteles, programas y fotomontajes; y en el segundo 47 mil producciones en video. No es menos importante la colección de cámaras de colección, antiguos proyectores y mesas de edición que ya no se utilizan desde la aparición de los formatos digitales. Además la Cineteca Nacional cuenta con un amplio estacionamiento, restaurantes, cafés, librerías, etc.

Sala 10 - Luis Buñuel
En su Laboratorio de Restauración Digital, uno de los más avanzados de América Latina, se realiza la digitalización y reparación especializada de películas del cine mexicano, latinoamericano e internacional, para ponerlas al servicio de los investigadores y volverlas a exhibir al público cinéfilo. Por otra parte es una de los pocos laboratorios del mundo que tiene las condiciones para capacitar a restauradores de cine.

La tecnología sofisticada con que cuenta el laboratorio permite escanear las películas imagen por imagen, cuadro por cuadro, con una máquina Arriscan con ventana líquida y alta resolución. Los films muy dañados se benefician del sistema wetgate que permite eliminar un alto porcentaje de los daños causados por el tiempo y las manipulaciones.

Uno de los proyectos más hermosos de la Cineteca Nacional es el de Archivo Memoria, lanzado el año 2010 para recuperar todos aquellos archivos privados y familiares que han quedado “huérfanos”. Mediante este proyecto que invita a cualquier persona a donar a la Cineteca sus archivos a cambio de copias digitalizadas, se ha logrado recuperar más de 150 colecciones, cinco mil rollos de películas en formatos no comerciales: 16mm, 9.5mm, 8mm y super8.

El Centro de Documentación de la Cineteca Nacional es igualmente impresionante pues cuenta con más de 16 mil libros, tesis de investigación, catálogos y folletos, así como 900 colecciones de revistas de cine, nueve mil guiones originales que no han sido publicados, y 41 mil expedientes sobre películas, festivales, notas de prensa y otros documentos.

El acervo bibliográfico puede ser consultado en línea. Hice la prueba buscando alguno de mis libros sobre cine y encontré cinco ediciones. La página web se actualiza todos los días y no solamente permite obtener información sobre la Cineteca Nacional, y consultar la programación, sino también adquirir entradas y acceder a otros enlaces de interés relacionados con el cine mexicano e internacional, o comprar los libros que regularmente publica la Cineteca, que no son pocos.

Cada vez que regreso México voy a la Cineteca Nacional aunque no ingrese a ver cine en alguna de sus salas. Es un placer ver el resultado final de la transformación sufrida hace un par de años, recorrer las instalaciones de este renovado palacio del cine, de arquitectura majestuosa, que cuenta con todas las condiciones para disfrutar del séptimo arte y para ver cine de la mejor calidad y en las mejores condiciones. En sus jardines puedo uno relajarse y esperar, a veces hay espectáculos al aire libre, música, teatro.

La Cineteca Nacional nunca ha cedido en ese principio fundamental de mostrar el mejor cine, descartando los productos de consumo masivo que abundan en las salas de cine comerciales. Gracias a ello mantiene la fidelidad de su público.

Todo esto que es la Cineteca Nacional de México ha sido posible gracias a un apoyo decidido del Estado, que no es un apoyo condicionado, puesto que otorga a la dirección de la Cineteca Nacional plena autonomía de gestión. Este es un espacio donde no interviene la politiquería, o al menos no de una manera visible.

He conocido cinematecas o filmotecas en Europa y América Latina y no dudo que la Cineteca Nacional de México es una de las mejores. Uno puede pasarse días enteros en este palacio del séptimo arte que el Estado, a pesar de todas sus contradicciones, ha sabido apoyar.

En Bolivia tenemos una Cinemateca que ha sido resultado de mucho esfuerzo de la sociedad civil y de los cineastas, y que no ha contado con el apoyo decidido del Estado. La mezquindad del Estado boliviano con la cultura es evidente, en particular con el cine (compárese con Ecuador, Colombia o Chile) pero a pesar de ello nuestra Cinemateca se mantiene y ofrece cada semana la mejor programación posible, contando con recursos ínfimos en comparación con cualquier otra cinemateca del mundo.
_________________________ 
El cine trata de lo que está dentro del cuadro
y de lo que está fuera.

—Martin Scorsese