20 agosto 2016

Renacuajo convertido en príncipe

Muchos cuentos de hadas tienen personajes –algunos buenos otros malos- que hacen magia, capaces de convertir a un sapo en un príncipe o al revés. En este caso me siento dentro de uno de esos cuentos porque mi humilde diario ecuatoriano es un juq’ullu, es decir, un renacuajo que ha sido convertido en príncipe, un bello libro gracias a la buena voluntad y al cariño de quienes se enamoraron de él, como quien se enamora de una princesa para despertarla con un beso luego de un sueño de varias décadas.

Este proceso de transformación es un regalo no esperado. Tal como he afirmado en varias oportunidades, cuando yo escribí el diario de rodaje de Fuera de aquí, entre junio y julio de 1975, hace 41 años, no tenía la menor intención de publicarlo. Lo escribí para recordar aquel episodio de mi vida, nada más.  Por eso el lenguaje del diario es llano, sencillo, sin ninguna pretensión académica o literaria.

Gracias a las voluntades de Juan Martín Cueva, entonces director del Consejo Nacional de Cinematografía (CnCine), a Wilma Granda, directora de la Cinemateca Nacional del Ecuador, y a mi amigo de tantas décadas Pocho Álvarez, uno de los más importantes documentalistas del cine ecuatoriano, ese proceso mágico de transformación pudo darse.

Ellos fueron los instigadores desde marzo de 2015 cuando nos visitaron en La Paz para participar en un ciclo de cine ecuatoriano y un ciclo de documentales de Pocho Álvarez. Cuando casualmente les mostré en mi casa el renacuajo amarillo, como una curiosidad que yo mismo no había vuelto a abrir en 40 años, me propusieron publicarlo. Al principio resistí a la idea, pero luego me sedujo. Acepté con la condición de que se publicara sin ninguna modificación, incluso con las erratas ortográficas, si las tuviera (no las tenía).

Bajo la conducción de Juan Martín Cueva, el CnCine asumió la tarea. El primer paso fue la transcripción que realizó Wilma Granda. Como si no le bastara su intensa actividad en la Cinemateca, Wilma se ofreció generosamente a transcribir el texto en las noches.

En esa etapa entró como capitán del equipo de edición François Laso, fotógrafo y editor que durante meses coordinó todos lo relacionado con la edición: la diagramación de Yor Moscoco, la edición de los textos introductorios y de las entrevistas a cargo de Alejandra Adoum, las fotografías seleccionadas de Cristóbal “Pecas” Corral, Pocho Álvarez y mías, la selección de imágenes de archivo, etc.

Ese equipo hizo magia en todo momento, de ahí que son como hadas madrinas de este proyecto. Además contribuyeron los entrevistados 40 años después de la experiencia de filmación del largometraje: Germán Calvache, el anónimo jefe de producción, Jorge “Flaco” Vignati, jefe de fotografía y camarógrafo, Jean-Marcel Milán que hizo la primera parte del sonido, Hugo Jaramillo que participó como actor, José Lligalo, indígena chibuleo que también participó como actor, así como lo hicieron en la segunda parte de la filmación, en 1976, Erika Hanekamp, Alejandro Santillán y el propio Pecas Corral. Con el material de las entrevistas, con fotografías y con el talento creativo que lo caracteriza, Pocho Álvarez hizo un documental de 21 minutos sobre ese proceso.

Por supuesto, ni el libro ni el renacuajo existirían sin la invitación de Jorge Sanjinés y Beatriz Palacios de participar como asistente de dirección en Fuera de aquí. Para el joven estudiante de cine que yo era a mis 24 años, esta fue una oportunidad extraordinaria que acompañé con la escritura día a día de un relato pormenorizado de las peripecias de filmación.
 
En Tamboloma: Jesús Tamayo, Alfonso Gumucio, Pocho Álvarez, Germán Calvache y Coco Laso
En Quito: Wilma Granda, Alfonso Gumucio, Juan Martín Cueva, Pocho Álvarez y Coco Laso
El libro se presentó en abril de 2016 en Ecuador, primero en la localidad de Tamboloma, que fue uno de los lugares de filmación en 1975, y luego en la sala Benjamín Carrión de la Casa de la Cultura de Quito que preside el escritor Raúl Pérez. Allí me acompañaron Juan Martín Cueva, Wilma Granda, Pocho Álvarez y Coco Laso, los gestores del proyecto.

Para la presentación en La Paz tuve el apoyo del embajador Ricardo Ulcuango y el personal de la Embajada del Ecuador, que tramitaron la llegada un centenar de libros, de los cuales ya se han apartado para las bibliotecas del país más de 30 ejemplares. Cómo no agradecer también a la Cinemateca Boliviana, la casa de los cineastas, a su directora Mela Márquez que lleva adelante esta hermosa nave contra viento y marea sobre un mar encrespado, y al equipo que la compaña, Elizabeth Carrasco, Claudio Sánchez y otros amigos y colegas.

Claudio Sánchez, Alfonso Gumucio, Jorge Sanjinés, Carlos D, 
Mesa y Pedro Susz
Y qué privilegio para mí haber tenido como comentaristas del libro con dos amigos y colegas de muchos años, Carlos Mesa y Pedro Susz, fundadores de la Cinemateca Boliviana, críticos e historiadores de cine con quienes alguna vez tuvimos la peregrina idea de fundar CRIBO, la Asociación de Críticos de Cine de Bolivia, acompañados en esa aventura de corta vida por Luis Espinal, Julio de la Vega y Amalia de Gallardo.

La presentación del libro el jueves 11 de agosto en la Cinemateca Boliviana tuvo, como el libro, algo de magia. El libro propició un saludable reencuentro de gente de cine como los mencionados anteriormente, pero también Antonio Eguino, Marcos Loayza, Juan Carlos Valdivia, Carla Ortiz, Ramiro Valdez, Diego Torres, entre otros. Fue un espacio y tiempo de armonía y convivencia que yo, como papelero memorioso, quiero dejar aquí registrado.

Marcos Loayza, Ximena Valdivia, Carlos D. Mesa, Jorge Sanjinés,
Ricardo Ulcuango, Alfonso Gumucio, Mela Márquez y Juan Carlos Valdivia
La memoria es traicionera, nos juega toda suerte de tretas. Se esconde, aparece cuando menos lo esperamos, disfrazada para ponernos a prueba. A veces se presenta como una joven amable y risueña, y otras como una pesadilla que nos persigue.

Al final de cuentas, la memoria es en buena parte nuestra invención, por eso pienso que el testimonio es el eje fundamental de la memoria, y yo he tratado de ser fiel al testimonio con mis notas, mis fotos, mis grabaciones y todo aquello que ayuda a que la memoria sea menos veleidosa.

Mi memoria se ejerce siempre a partir de preguntas que me hago, que a veces terminan en libros, como fue el caso de la Historia del cine boliviano (1982). No recordaba si había escrito alguna vez un comentario sobre Fuera de aquí, ya que vi el largometraje varios años después de haber trabajado en su producción. Pero revisando mi archivo de papel, ese archivo que es anterior a las engañosas maravillas digitales, encontré un recorte de Ultima Hora, del viernes 14 de septiembre de 1979, que publiqué sobre la película de Jorge Sanjinés a los pocos días de su estreno… ¿Dónde se estrenó? En la Cinemateca Boliviana, por supuesto.
___________________________________________________ 

Un film sobre el pueblo hecho por un autor no es lo mismo que un film hecho por el pueblo por intermedio de un autor; como intérprete y traductor de ese pueblo se convierte en vehículo del pueblo.  —Jorge Sanjinés