18 noviembre 2017

Bajo el signo de Artemisa

En estos días estuve haciendo memoria. He estado el La Habana unas 15 veces anteriormente. La primera fue en 1985 para el VII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, uno de los más concurridos y para mí el mejor de todos porque ese año Fidel anunció la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) que García Márquez presidió hasta su muerte, y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) en San Antonio de los Baños, que dirigía inicialmente Fernando Birri, uno de los fundadores del nuevo cine latinoamericano, donde se han graduado varias generaciones de jóvenes cineastas, entre ellos no menos de diez bolivianos.

He estado en cinco o seis festivales de cine, unas tres veces para la investigación realizada con la Fundación, que resultó en el libro Cine comunitario en América Latina y El Caribe (2011) que ya lleva tres ediciones (Cuba, Colombia y Ecuador), un par de veces invitado por Casa de las Américas, otra por Unicef para la reunión sobre salud Cocoyoc II (1989), otra vez para editar mi película sobre Espinal que nunca pude terminar, otra para el Primer Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo (1999), otra para el Congreso Internacional de FELAFACS, y alguna más.

Ahora me invitó la Facultad de Comunicación, cuyo Decano es Raúl Garcés, para ofrecer una conferencia magistral sobre “Comunicación, desarrollo y cambio social: paradigmas teóricos y prácticos”, y además participar en el panel “Entornos laborales en e los campos de la información, el periodismo y la comunicación” entre otras actividades.

Invitados internacionales a ICOM 2017 
El congreso contó con la presencia de casi 700 participantes, 220 de los cuales llegaron de países de América Latina, pero también de Estados Unidos y de Europa. Además de las diez conferencias magistrales se presentaron 372 ponencias ya sea en los paneles de debate, en los cuatro ejes temáticos y en las sesiones de posters donde los estudiantes presentaban sus proyectos de investigación. Hubo varias reuniones internacionales, firmas de convenios, presentaciones de libros y trabajos en comisiones.

Los ejes temáticos abordaron temas de interés para los estudiantes: 1. Formación y desarrollo profesional, 2. Entornos laborales en los campos de la información, el periodismo y la comunicación, 3. Gestión de la investigación, y 4. TICs y sociedad de la información.

En las conferencias magistrales y en los paneles de debate estuvieron académicos internacionales como Daniel Hallin (Estados Unidos), John B. Thompson (Reino Unido), Eloy Rodrigues (Portugal), José Antonio Moreiro (España), Manuel Zacklad (Francia), Carlos Scolari (Argentina), Carlos Alberto Araujo (Brasil), Gabriel Kaplún (Uruguay), Juan Fernando Muñoz (Colombia), Sara García (Reino Unido), José Miguel Pereira (Colombia), entre otros.

Con Gloria Ponjuan, Presidenta del Comité Académico
Profesores e investigadores de la comunicación de Cuba como José Ramón Vidal, Hilda Saladrigas, Gloria Ponjuan, Maribel Acosta, Mayra Mena, Zenaida Costales y varios más ofrecieron las perspectivas de Cuba sobre los temas de investigación que los ocupan.

El evento fue auspiciado por la Universidad de La Habana, el Ministerio de Educación Superior, la Unión de Periodistas de Cuba, la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información y la Asociación Cubana de Bibliotecarios, y contó con el apoyo de agencias de Naciones Unidas (PNUD, Unesco, OPS, OMS), Unión Europea, varias embajadas, ONG internacionales como Oxfam y Ayuda Popular Noruega, y empresas cubanas.  

Raúl Garcés, Decano de la facultad de Comunicación 
La conferencia magistral el día de la inauguración estuvo a cargo de Ignacio Ramonet, que hizo un minucioso relato de la evolución de la comunicación a lo largo de la historia y luego desapareció tan pronto como terminó su presentación para seguir su periplo por otras ciudades de la isla.  No se quedó a escuchar a otros colegas. Es de los que prefiere ser escuchado a escuchar.

En la clausura del encuentro internacional, Raúl Garcés anunció ya el ICOM 2019 que tendrá por tema “Infocomunicación y desarrollo: ciudadanía y nuevas agendas”: “Necesitamos una universidad más metida en el país y en el mundo”, recalcó.

Fue muy estimulante el encuentro con estudiantes de la Facultad de Comunicación en los locales que ocupan desde hace pocos años en un edificio que perteneció a la emblemática revista Bohemia. Luego de visitar los nuevos laboratorios de computación, video y radio, equipados con equipos que apenas estaban saliendo de su cajas originales, Gabriel Kaplún y yo ingresamos a un salón repleto de jóvenes deseosos de intercambiar criterios sobre muchos temas de comunicación, que sería largo enumerar aquí.

Con estudiantes de comunicación y periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana 
En los rostros de todos ellos un enorme deseo de aprender, mucha motivación y muchas expectativas por su futuro laboral. Subrayo la calidad y profundidad de formación académica en estos jóvenes, así como su amplitud de conocimientos, de la que muchos estudiantes en universidades de Bolivia carecen completamente. Estos son estudiantes que leen (lo cual es cada vez más raro en América Latina), que están muy bien informados, que no desperdician ninguna oportunidad de acceder a bases de datos y a documentación.

Antes de llegar a La Habana yo había solicitado a los organizadores una visita de terreno a alguno de los proyectos de desarrollo local que desde hace unos años se realizan en varias provincias, según me había comentado el profesor José Ramón Vidal (Cheito para los amigos). Por razones de tiempo solo pude ir a nueva provincia de Artemisa, muy cerca de La Habana, camino a Pinar del Río, en occidente. Pasé delante del Hotel Machurrucutu, en Bauta, un lugar de encuentros donde estuve en 1988. 

En Artemisa, aún de manera incipiente, ha comenzado un experimento de descentralización que permitirá que las provincias planifiquen localmente sus iniciativas de desarrollo, sin depender del poder centralizado en sus decisiones.

Mausoleo de los Mártires de Artemisa
Me hubiera gustado conocer cómo se traduce la planificación local en esa provincia de vocación agrícola, pero el tiempo no permitía ir a áreas rurales de manera que visité solo una obra realizada en el centro de la pequeña ciudad de 82 mil habitantes, un bulevar peatonal que acaba de ser estrenado y que se ha convertido en la principal atracción de Artemisa. Un lugar de paseo donde converge la población y tiene acceso a librerías, internet wifi, tiendas de artesanías, cafeterías y otros espacios de propiedad privada o mixta, muy bien decorados y mantenidos.

La otra visita fue al Mausoleo de los Mártires de Artemisa, una obra arquitectónica sumamente interesante porque desde afuera solamente se ve un cubo forrado de cerámica cobriza de alta temperatura, pero cuando uno sigue el recorrido a través del espacio soterrado, encuentra entre murales de cerámica un espacio de recogimiento donde se encuentran los restos de los artemiseños que acompañaron a Fidel Castro en el ataque el Moncada y que fue el inicio del Movimiento 26 de Julio. Los sobrevivientes artemiseños regresaron años más tarde y fallecieron casi todos durante el desembarco del Granma.

Con Alquimia Peña en la Fundación del Nuevo Cine
Otra escapada del congreso fue para visitar en La Lisa, muy cerca de allí, a Alquimia Peña Directora de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) y a colegas que trabajan con ella. La hermosa Quinta Santa Bárbara que aloja a la Fundación es un espacio acogedor, la casa de los cineastas de América Latina, todos hemos pasado por allí en algún momento en ocasión de reuniones y conferencias. A pesar de las limitaciones de internet de banda ancha, la Fundación produce cada semana el mejor boletín de actualidad sobre el cine latinoamericano, con profusión de noticias sobre las nuevas producciones, los cineastas, los libros, los festivales, etc.

Un esfuerzo formidable que sigue inspirado por Gabo: “Hoy en día cuando leo un párrafo de la novela veo la cámara. En esa época para describir algo yo necesitaba imaginarme exactamente el escenario; por ejemplo: si se trataba de un cuarto, el tamaño que tendría, los pasos que debía dar el personaje para moverse en él, etc.; o sea, trabajaba como un cineasta. Ahora me doy cuenta de todo esto porque también me doy cuenta de lo que son las soluciones literarias y las soluciones visuales o cinematográficas y me doy cuenta de que todos mis trabajos anteriores a Cien años de soledad son cine”.

Conferencia magistral el último día del congreso
Siempre que regreso a La Habana encuentro cosas nuevas. La apertura paulatina a la iniciativa privada se nota más que antes.  Los precarios “paladares” que solo permitían doce sillas se han convertido, sobre todo en La Habana vieja, en hermosos restaurantes y cafeterías de propiedad mixta o privada, decorados con la habilidad y el gusto de cualquier restaurante en otra capital latinoamericana o europea. Algunos son todavía caros pero en todos ellos la presencia de cubanos es masiva.  Si bien los salarios no han subido mucho (el tipo de cambio es uno de los grandes problemas que tienen que resolverse más pronto que tarde), las iniciativas de “cuenta propia” permiten permiten complementar mejores ingresos y acceder a la diversidad de ofertas (restaurantes, tiendas, telefonía e internet) que están ahora al alcance de más personas.

La Habana vieja, como afirmé hace veinte años en algún texto es el núcleo de vida de una de las capitales más bellas de la región latinoamericana, y en unos años será la más bella.
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Después de escribir, lo mío es el cine.   

—Gabriel García Márquez